miércoles, 27 de mayo de 2009

José Luis Zurita

Hace un par de meses les hablaba sobre un compañero de la prepa, bastante decidido a ser músico, pues hoy tiene uno de sus primeros logros, pues una de sus canciones ya está en una estación de radio por internet, en http://radiomillenium.com/.
Les vuelvo a dejar la dirección de su espacio http://www.myspace.com/luiszurita1889
Mucha suerte viejo.

martes, 5 de mayo de 2009

Luna

Cada noche mi corazón salvaje le aulla a la luna con la melancolía del amor que no ha encontrado.
A esa luna, condenada a observar los crímenes más despiadados, a presenciar la peor parte de la humanidad, la más cruel, más ruin, que cree que al ver negrura en el cielo, justifica el color de su alma, espera que si esconde la existencia de esos actos, tampoco existirán en su conciencia, que egoístamente busca que la pureza de la luna se mezcle con lo podrido de su ser.
La luna, que sufre igual que muchas de su género, una discriminación idiota, cuándo todos alaban al sol y nadie se atreve a mirarlo de frente, mientras que al cuerpo nocturno nadie se da el tiempo de mirar su plateada belleza. Esa luna con la que somos tan ingratos, la única luz en medio de la obscuridad, la que vela nuestros sueños sin reprocharnos nada.
Esa luna que su único consuelo es proteger a los amantes apasionados, aquellos que viven amores prohibidos por una sociedad intolerante y estúpida, aquellos que se juran amor eterno con la luna como su único testigo, que cada noche bajo su manto y a pesar de lo imposible se reunen aunque sea sólo unos instantes, que se consuelan con un susurro al oido, o el roce de sus manos.
La luna, la misma que yo observo cada noche y a la cuál le pido que te cuide cuando ni siquiera te conozco, a la cuál le pido que te hable de mí, y a su vez espero que me hable de ti, que me mencione tu nombre, que me muestre tu sonrisa reflejada en su esplendor, que se apiade de mí, y me muestre dónde estás, la cuál sabiamente me sonríe, y me dice que espere, que algún día pasará.
Esa misma luna que en alguna vida pasada o algún antecesor mío observaba con una guitarra entre sus brazos, acariciándola con la delicadeza con la que acariciaba a su amada, y a su vez rasgando las cuerdas con la pasión con la que besaba aquellos labios olvidados por el tiempo, con una balada surgiendo de su pecho, pasando por su garganta llena de calor por el tequila consumido, estallando en unos hermosos versos que tal vez nadie llegó a escuchar.
Esa luna que comanda las mareas, donde el vaivén rítmico se asemeja a una danza milenaria, dónde pocos perciben la sutileza de los movimientos, y menos aún logran escuchar esa música cósmica. Sin embargo, la luna, al seguir sus instintos femeninos y al ver tanta injusticia busca el desahogo causando las más grandes tormentas, destrozando la naves más poderosas contruidas por el orgullo del hombre, recordándonos lo pequeños que somos en este universo.
Eso no demerita todos los versos que ha inspirado a aquellos poetas olvidados, o a los que sin serlo intentamos escribir unas líneas en su honor; ese soplo de vida dado a las ideas muertas de las grandes mentes detenidas antes un abismo, sin poder continuar con su obra, avanzando gracias a las voces de aliento incansables dadas por la reina de los cielos nocturnos, que a pesar de su realeza no les ordenaba continuar, los invitaba a hacerlo, de una manera cordial, casi humilde.
Luna, sólo me queda decirte que espero verte cada noche, que escuches mi aullidos, que me digas que no estoy sólo, que calmes ésta nostalgia de lo que puede ser, para poder seguir cada día.