jueves, 24 de enero de 2013

Ya ni pedo.


En México cuando pasa una situación que parece inevitable solemos enfrentarla con una frase muy común, el   famoso "ni pedo", en una actitud estoica valemadrista digna de nuestra raza de bronces, sin embargo, no es un conjunto de palabras que se distinga por su clase y elegancia, a continuación les daré algunos sustitutos para todos los gusto.

  • Ni Pepper, Dr.
  • Ni Paper, Mario.
  • Ni Pep, Guardiola.
  • Ni Pepe, Madrid.
  • Ni Pippin, Merry.
  • Ni Pedro, Páramo.
  • Ni Persia, príncipe.
  • Ni Penny, Leonard.
  • Ni Peggy, René (que se jodan con eso de Kermit).
  • Ni Perseo, Medusa.
  • Ni Pegaso, Seiya.
  • Ni PEMEX, CFE.
  • Ni Peña, AMLO.
  • Ni Pedro, Vilma.

  • Ni Pebbles, Bam Bam.
  • Ni Pete Best, Beatles.
  • Ni Peter, Parker.
  • Ni Pérez, Prado.
  • Ni pidgey, pikachu.
  • Ni Pearl, Jam.
  • Ni pera, manzana.
  • Ni PHP, HTML.
  • Ni Pyp, Warlock.
  • Ni Padme, Anakin.
  • Ni Pacman, Blinky.
  • Ni Poseidón, Zeus.
  • Ni Pinky, Cerebro.
  • Ni Pritt, tijeras.
  • Ni Patch, Adams.
  • Ni Pictionary, Monopoly.
  • Ni Pendragn, Arturo.
  • Ni Perry, Phineas.
  • Ni Percy, Weasly.
  • Ni pollito, vaca.
  • Ni Paz, Espinoza.
  • Ni Prosser, Ayudante de Santa.
  • Ni Patiño, Bob.

Espero alguna les agrade y se escuchan más sugerencias.

miércoles, 16 de enero de 2013

Y seguimos aquí

Hoy cumple años este sitio.

En teoría un año más sólo es conmemorar que la Tierra se encuentra aproximadamente en el mismo sitio que estaba con respecto al Sol hace 365 días, para algunos es un hecho especial, para otros un día normal. En lo personal creo que es importante llevar un registro de ese tiempo que ha pasado, aprovecharlo para reflexionar y aprender, tanto de los triunfos como de los fracasos.

El aniversario del blog es en fechas cercanas al aniversario de mi propio natalicio, por lo que aprovecho este espacio para reflexionar mis logros y tropiezos a nivel general, resaltando un poco mi labor como escritor, fundador y administrador de esta página.

Como creador en este blog fue un año de retroceso, con una actividad casi nula en este medio, sin embargo, quisiera pensar que compensé cantidad con calidad pues escribí uno de mis escritos favoritos (Lo que he aprendido.), sin embargo, también quiero extenderles una disculpa por esa poca actividad. A manera de pretexto incursioné en el ámbito de los podcast, en un proyecto que permanece intermitente, que se  buscó mantener con vida en forma de blog, y en el cual tuve mayor actividad (Proyecto 9601).

En lo personal fue un año vertiginoso, lleno de sucesos que marcarán el resto de mis días, con logros profesionales y laborales, lleno de bendiciones, donde reafirmé el cariño de familiares y amigos con los cuáles estoy y estaré por siempre infinitamente agradecido. Fue un año de nuevas experiencias, donde viajé, donde aprendí, donde amé, donde gané y donde perdí. 

En el aspecto sentimental mi vida siguió la tónica de años anteriores detenido en un ciclo maldito que espero un día acabe, en el cuál arrastré a personas inocentes y con las cuáles nunca acabaré de disculparme, en general ha sido una noche oscura, pero es momento de empezar a buscar la luz.

En general y a pesar de todo fue un buen año, como todos los son, pues a pesar de todo seguimos aquí, con la oportunidad de ser mejores.


miércoles, 2 de enero de 2013

Un balón, dos porterías, veintidós jugadores y un millón de ilusiones.

Mucha gente lo detesta, eso es innegable, dicen que le falta agresividad, que le falta estrategia y mil y un argumentos más. No escribo esto para convencerlos de lo contrario. El motivo es tratar de transmitirles todos esos sentimientos que provoca el deporte más popular del mundo.
La magia nace de un acto tan simple como patear un balón, ese en el caso "ideal", pues muchos hemos llegado a "practicar" este deporte pateando una lata, un envase o cualquier otra cosa. El "esférico" es lo de menos, la sensación es la misma, el espíritu es el mismo, el objetivo es el mismo, llevar el balón a la meta contraria cruzando por esos tres postes, y evitando que el balón cruce la tuya.
Es una ambigüedad fascinante esa lucha por mantener el balón, por hacerlo tuyo, evitar que el rival ensucie tu inmaculado juego que se hila cual fina red de araña y al menor error, desaparecer por completo. A su vez existe el deseo de regalárselo al rival, que quede en la posteridad como una cicatriz recordada en un marcador que pocas veces refleja la intensidad de lo que pasa en la cancha.
Las reglas dictan que deben ser al menos 90 minutos de esa agonía, donde como aficionado sufres la mayor parte del tiempo. Nos guste admitirlo o no, el fútbol la mayor parte del tiempo es sufrimiento, a diferencia de otros deportes, el marcador rara vez es abultado, por lo que cada anotación se disfruta como una ligera llovizna en el desierto, sin importar si nace de los botines de un delantero; de la genialidad de un medio; del valor de un defensa; de la espontaneidad y de la gallardía de un portero; o del error de un rival, recorrerá cada fibra de nuestro ser y se elevará al cielo sin importar si es una o mil voces las que gritan ¡GOL!. Se elevará para vivir por siempre en los corazones de los aficionados, jugadores, entrenadores, baloneros y de todos los que conforman y aman este deporte.
El fútbol también es libertad, a pesar de la estrategia que suele plantearse cada jugador puede hacer lo que le venga en gana, inclusive el portero, del cuál podríamos creer que los guantes lo unen como grilletes a la portería, puede osar aventurarse por los 110x75 metros que mide la cancha; por lo que podrás ver incansables medios comandando a la defensiva o a la ofensiva; a delanteros persiguiendo al rival para que no haga daño en su propia meta o a defensores ofender de la manera más elegante posible, marcando un gol.
Además el fútbol es igualdad, no distingue entre nacionalidades, credos, razas, géneros o cualquier otra insulsa división que solemos establecer por creencias banales. Está dispuesto a abrirle las puertas a cualquiera y volverlo una leyenda.
También es unión, once mentes con un mismo objetivo, que se llenan de dicha ante cara victoria y que juntos enfrentan con dignidad la derrota. En este sentido se ve un fenómeno particular, donde el color de la casaca puede unir a compatriotas divididos por los colores de un club. División que debe existir en el deporte para fomentar la competencia, pero que se debe de olvidar para seguir respetando al rival, que si bien podrán vestir colores distintos, pero nunca se debe olvidar que se ama el mismo deporte.

Deportes hay muchos, y cada uno genera la misma pasión en cada uno de sus seguidores, sin embargo, el soccer (como lo llaman los pedantes que no pueden reconocer su popularidad) tiene una magia especial que ningún otro deporte ha encontrado, una magia que siempre nos dará la esperanza de que nunca deje de rodar el balón.